lunes, 15 de agosto de 2016

Juan Rulfo y el apogeo del criollismo

Después de la primera guerra mundial, el viejo continente quedó destrozado, y la idea de una Europa superior ante la barbarie que representaba el continente americano quedó igual. Los escritores que se habían influenciado de los grandes exponentes de países como Francia, España, Inglaterra, Rusia, ahora se desvanecían. Entonces llegó una generación más adecuada al mundo de la literatura hispana. Los nuevos escritores ya no eran hijos de las dictaduras coloniales, la independencia de los países americanos se hacía notar, y ahora lo que se veía eran las fuertes crisis que se vivían internamente, la pobreza a la que ya estaba acostumbrada el pueblo, la desigualdad, la escaces; y de dolores de tierra nació un movimiento que fue testigo de este dolor: el criollismo, nacido después de la primera guerra mundial y culminó al rededor de los años en la que la segunda terminaba.

Y en este movimiento también hubo singularidades: a pesar de que se compartió en todo el continente hispanoamericano cada país tenía aspectos singulares, entre los cuales cabe destacar

  1. La novela y el cuento de la Revolución mexicana de estilo poético y épico, sin perder lo vigoroso y rápido
  2. La prosa ecuatoriana de carácter proletario, crudo y realista  de manera desenfrenada, con un uso desmesurado del dialecto.
  3. En América central, la perduración y la brevedad del costumbrismo; la combinación de la literatura con la pintura, el anti-imperialismo como tema vigente.
  4. Prosa ampulosa y brillante de países del caribe.
  5. El individualismo chileno; detallado y de ritmo lento.

Criollismo
Y es en todo estos años en los que florearon grandes autores que hoy en día siguen siendo reconocidos como lo mejor de lo mejor en la historia de la literatura que ha vivido nuestro continente. Se pueden resaltar grandes y verdaderos nombres de honor como el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, el uruguayo Horacio Quiroga (considerado uno de los padres del cuento hispanoamericano con sus técnicas revolucionarias y sus ambientes hostiles), los mexicanos Martín Luis Guzman y José Revueltas, el salvadoreño Salvador Salazar Arrué (Salarrué), y el dominicano Juan Bosch; grandes autores de grandes obras, en las cuales se puede resaltar lo mejor que el criollismo, lo mejor de su técnica y de su temática, y que ha planteado las bases de la literatura que, años más adelante, dominó al mundo y aun hoy posee más reconocimiento. He realizado esta introducción del criollismo para hacer resaltar los nombres de los autores que he citado para poder así no perder la vigencia de su obra magistral que debe ser reconocida en las décadas siguientes, ya que aun componen todo un mundo por descubrir.

Dejando de un lado el hilo de la memoria, hay que hacer un recorrido en el tiempo, hay que ver que es lo que pasó después de que el criollismo se generara ya como un movimiento en varios países mientras se creaban grandes diferencias de estilos, pero que aun así han logrado clasificarse por su temática general: la vida en los campos, en las zonas pobres de América. El criollismo pegó como gran influencia en los escritores que nacían, había unos que se enfocaban en la crudeza de las revoluciones mientras otros hablaban más de lo triste que es la vida en los campos, los mitos que surgen en los pueblos pequeños y los conflictos internos ante temores como la muerte desde perspectivas tan inocentes y humildes.Pero, a pesar de lo bien que se estaba levando las influencias criollistas, el primer movimiento netamente americano, surgió un problema que fue lo que acabó con lo que yo llamo, su primer apogeo: lo que sucedió fue el inminente proceso de urbanización de las capitales de la mayoría de los países, proceso que comenzaría a mediados del siglo XX.

Tomando como raíz (base, cimientos, fondo) lo que nos dejó el criollismo, y con las nuevas influencias de los problemas de la ciudad, y con el nacimiento de nuevas generaciones que se sometieron a la vida entre calles urbanizadas, surge lo que hoy se conoce como el cosmopolitismo, un suceso que acaeció en todos los países de todo el mundo ante los estragos de las revoluciones industriales, la visión del hombre ante la máquina, el impacto de los edificios, y más adelante de los rascacielos, el camino en que nos dirigió la creación del automóvil, de las redes de comunicación, de las luz eléctrica y la incursión de los electrodomésticos como herramientas necesarias para una vida llevadera. dentro de este nuevo movimiento que nunca murió y solo se adaptaba a las sugerencias de cada región surgieron diferentes "escuelas" -si se pueden llamar así-, tres convalecientes que tuvieron primero un lugar en la pintura, o las artes plásticas: el surrealismo, el cubismo y el realismo mágico; y el existencialismo que surgía de la filosofía.
Surrealismo
Realismo mágico


Cubismo

Para hablar de estas "escuelas" creo que se necesita más tiempo, se necesita una introducción para cada una y un análisis de todo lo que nos otorgó, de las obras y los autores que las representaron y como se han ido alterando y deformando con el paso del tiempo, el legado que han dejado, la fuerza con la que pegan hoy en día, y como de eso se transformaron el los movimientos siguientes de la literatura hispanoamericana como el neo-realismo y la llamada década del  Boom, para eso creo que dedicaré otras entradas, pero ahora me enfocaré en uno de los autores que, en esta época del cosmopolitismo, surgió como uno de los más grandes escritores, y también de los más extravagantes.

Juan Rulfo nació en Sayula, Jalisco, en México. Vivió en un ambiente de pobreza extrema, ante un paisaje de muerte y dolor familiar que incrementaba año con año. Su niñez no fue nada fácil -eso se nota- y durante su transición de adolescente a adulto logró estudiar para contador. Sus dos padres habían muerto cuando él era un niño y vivió en la ascienda de su abuelo. Aquí hay un paso gigantesco, en el que después de esforzarse logró viajar al Distrito Federal (en esos años) donde comenzó su trabajo como oyente en la facultad de Filosofía y letras de la UNAM. Durante el periodo en el que trabajó y se mantuvo en clases, comenzó a escribir sus primeros cuentos, unos fueron publicados en la revista Pan, de Guadalajara. En 1952 obtiene una beca del Centro Mexicano de Escritores, con la cual logra terminar y publicar un libro de cuentos: el llano en llamas, y poco después, con el apoyo de la misma beca su primera y única novela: Pedro Páramo. De esos dos libros que publicó recibió rápidamente elogios de la critica, son apreciados aun hoy en día y se ha escrito montones de artículos respecto a lo que hablaba, del simbolismo de sus obras, y de la calidad que le mereció gran respeto. Murió en 1986.

Pero, a pesar de todo lo ya dicho, de todo lo que se sabe y se puede saber de su corta obra literaria, hay un aspecto que siento, casi no se frecuenta en las obras de Rulfo, y es la relación que estas tienen con el criollismo a pesar de pertenecer al movimiento cosmopolita en la escuela del realismo mágico y existencialismo, etiquetas que el nunca dejó de desconocer. Porque es así: las obras de Juan Rulfo nos muestran paisajes siniestros, pueblos abandonados en los confines de la ciudad, las zonas de más pobres del México que él vivió, la desdicha de la gente humilde, sencilla y analfabeta; pero no hay que dejar de notar que no siempre un movimiento literario se basa en la temática que generalmente se aborda, sino como se aborda. el modo en que Rulfo trataba a sus personajes han hecho que sus cuentos y su novela vallan más allá que una denuncia de lo triste que es vivir en el campo, de lo desolador o de lo mortífero, sino que él da un punto de vista más personal, una visión más existencialista mostrándonos no personajes anónimos que personifican lo paupérrimo de la sociedad proletaria -como lo hacía el criollismo-, sino que él se empeña en mostrarnos personas ante situaciones que parecen ir más allá de lo normal pero en los paramos que él vivía son de lo más común; es una lucha interna, por no dejarse dominar por los fantasmas del pasado, en donde se toman distintos puntos de vista de lo que nos rodea y hace incluso cuestionarnos la propia realidad, nos hace pensar más en el tiempo y la mucha o poca importancia que le prestamos. es por eso, sí, por eso y nada más que su obra es y será recordada.

Ahora recordando el título de esta entrada, de como es que se puede considerar a la enorme obra de Juan Rulfo (no por cantidad, sino por calidad) como el segundo apogeo, y, desde mi punto de vista, más importante de los años del criollismo se compone al paralelo que la madurez del cosmopolitismo como genero y movimiento. Vemos una técnica experimental, un modo de escribir rico en dialogo y párrafos cortos, con ideas sensatas y que van directo al grano, un estilo tan propio y que puede seguir impresionando a pesar de su antigüedad, que no se puede compara con nada más en el mundo. Ahora no me gustaría tanto abrazar el nombre de Pedro páramo, su novela que tanto he disfrutado leer y releer, sino más que nada de sus cuentos, y de como en unos puntos puedo explicar por qué estos representan la máxime de la influencia criollista, dándole un sentido más atrayente a la vida mexicana e hispanoamericana al resto del mundo.

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Primero, uno de sus cuentos más conocidos: ¡Diles que no me maten! en el que se establece un ambiente más tenso al practicar como estrategia el inicio del cuento con lo que es casi el final. El primer dialogo es el mismo que el título del cuento, y con eso nos revela ya el conflicto del protagonista, la cual es su temor ante la muerte, una virtud que pertenece más a la gente de la ciudad, la cobardía y el sueño de un final tranquilo, cosa que se va revelando más en el proceso del cuento. Como ya he dicho, en su obra domina el dialogo, y aquí se nos presenta todo en esta forma, tanto así que la voz del narrador no hace sino contar pocas acciones y situaciones, todo se establece con lo que dicen los personajes, como que Justino, el hijo del protagonista tiene familia, el peligro que corre él mismo si hace algo para evitar la muerte de su padre, y la razón por lo cual lo van a asesinar. Hay un dialogo en especial que funciona como resumen al mismo tiempo del cuento, lo cito:

"...Ya he pagado coronel. He pagado muchas veces. Todo me lo quitaron. Me castigaron de muchos modos. Me he pasado cosa de cuarenta años escondido como un apestado, siempre con el pálpito de que en cualquier rato me matarían. No merezco morir así, coronel. Déjeme que, al menos, el Señor me perdone. ¡No me mates! ¡Diles que no me maten!"
Diles que no me maten
En este pequeño discurso se habla muy bien de lo que acontece en el cuento, y para no hablar más de la trama que, a pesar de ser breve y concisa, genera gran suspenso. Vemos un conflicto interno muy apresurado, que hace vertiginoso el ritmo del cuento, y desde el principio las preguntas se contestan casi sin dejar cavilaciones, sobre el crimen, la razón del asesinato de Juvencio Nava, cómo ha terminado en la situación, la razón por la que no desea morir, la razón por la que escapó de una muerte imaginaria al principio pero ahora palpable... Hay mucho que decir, pero algo que es más notable es la forma en que se presenta el relato, con diálogos, como aplicación de la tercera persona y son saltos inesperados, cambia a la primera persona, hablando más en modo de soliloquios.

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Hay otro cuento que para mi es imperativo poder comentar; su nombre: Anacleto Morones. Para mi es necesario resaltar la importancia de este producto de Rulfo ya que  se ve una faceta de él no tan recurrente, que es la sátira, la vista cómica de la realidad, y de una muy palpable en la que se tratan temas como la religión y el juego del engaño. Hay que tener presente que este cuento es más una especie de farsa en la que poco a poco se nos irá revelando la verdad sobre el niño Anacleto, la verdad detrás de los "milagros" que realizaba y la mentira de su santidad; todo visto a través de una intensa platica entre diez mujeres y nuestro protagonista, Lucas Lucatero. Lucas también funciona como narrador del cuento, que nos delata todo lo que ocurrió en la tarde que lo buscaron para que acompañara a la procesión de las mujeres para así, dar testimonio del niño Anacleto y así conseguir la canonización. Poco a poco, con los diálogos cortos se revela la vida de los personajes, se les da tridimencionalidad y fuerza, se vuelven personas en tan pocas páginas, con virtudes y defectos, y muchos misterios que dejan una incógnita al final que no hace más que querer volver a leer el cuento para tratar de descubrir todos los misterios. Es sencillo de leer pero siempre conlleva a una discusión, sobre lo que era real y lo que era mentira, y aquí es donde vemos más a flote la escuela del realismo mágico, hablándonos de algo que puede resultar inverosímil, en un ambiente de engaño y frialdad. Pero, más que nada resaltaría el final, las últimas palabras que se escriben, una escena corta pero graciosa, que a mucha diferencia de lo que ocurre en sus otros cuentos en donde se ve más viva la tragedia y el dolor interno, nos da un final suave, relajado y que puede plantar una sonrisa en tu rostro:

"Después ella me dijo, ya de madrugada:
—Eres una calamidad, Lucas Lucatero. No eres nada cariñoso. ¿Sabes quien sí era amoroso con una?
—¿Quién?
—El niño Anacleto. Él sí que sabía hacer el amor."

Solo una vez que se haya leído el cuento, se entenderá la gracia que hace este pequeño fragmento, un final divertido y trágico a la vez, con implicaciones fuertes pero que, extrañamente, nos deja con un buen sabor de boca, nos deja satisfechos. Sin duda hace que nos recuerde todo el cuento, nos otorga un resumen catastrófico y risible, cosa muy extraña en Rulfo pero que también se puede apreciar en otros cuentos como El día del derrumbe.

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Sin duda tampoco se puede hablar bien de Juan Rulfo sin recordar Nos dieron la tierra, y su inicio tan hermoso, tan triste y tan solitario: el inicio de uno de los mejores cuentos jamas escritos, la introducción perfecta a su mundo literario, al llano en llamas, al lugar hundido en donde la historia de nuestros héroes y villanos se torna en una encrucijada.

"Después de caminar sin encontrar ni una sola sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye ladrar a los perros.Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después; que no se podría encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, Hay algo. Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor a humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza.Pero el pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca.Hemos venido caminando desde el amanecer. Ahorita son algo así como las cuatro de la tarde. Alguien se asoma al cielo, estira los ojos hacia donde esta colgado el sol y dice:—Son como las cuatro de la tarde."

Desde estas primeras palabras ya comienzan a notarse varios de los puntos fuertes del autor, y su estilo, lleno de oraciones cortas, de ir al grano casi sin cavilaciones y por medio de la descripción de acciones nos muestra la situación. Se intuye que se habla de un grupo de personas, te imaginas un paisaje desolado y cubierto de un sol infernal, se dan vagas ideas de esperanza y de como esta se pierde; nos dicen que tienen sed, que tienen calor, que están perdidos, que están desolados; nos adentran a la situación con los sonidos, con las sensaciones y la repetición de frases que se guardan fácil en la memoria "se oye ladrar a los perros", "son como las cuatro de la tarde", y más dentro del cuento completo. Esto nos introduce dentro de un personaje sencillo, pero que puede sufrir tanto como nosotros, nos enseña que es humano y que, como todos, posee defectos, posee aspectos que lo hacen relacionarse. Nos habla de otros, poco a poco se introducen también y el paisaje termina de pintarse, se dan los últimos toques, y con el final, tan desolador

"Nosotros seguimos adelante, más adentro del pueblo.La tierra que nos han dado está allá arriba."

no termina de contarnos una historia concisa, no hay una trama tan clara y solo es un planteamiento de descripción del paisaje, el paisaje en donde transcurre todo El llano en llamas, y, me atrevo a decir también, su novela Pedro Páramo.

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Aun hay más cuentos, y estos breves análisis apenas si hacen justicia de lo que merecen. La obra de Rulfo es sin duda de mis favoritas, la he leído y releído y sigo encontrando cosas nuevas, gustos nuevos, se adecuan muy bien a los paisajes que me rodean, y creo que por eso yo sigo encajando bien con los personajes que parecen que no son para nada fantásticos. entiendo la razón por la cual Juan Rulfo no le gustaba ser fichado como realista mágico, porque él no quería hacer metáforas de la sociedad en moderna con las personas que protagonizan sus cuentos; él quería escribir la realidad, y fue en esa realidad en donde encontraba el soporte para olvidar su pasado, un triste pasado.

 

En ocasiones he visto que a él se le ha comparado con Juan José Arreola, que entro los dos poseen muchas similitudes (a parte del nombre), que desde mi punto de vista solo es por la forma en que se presentaron sus obras, ya que los dos solo tienen una novela y una colección de cuentos, ambos son calificados dentro del realismo mágico y ambos son mexicanos. Para mi no hay comparación, sus obras son mundos diferentes, ambos buenos, pero muy diferentes aunque hablan casi de lo mismo. Si me dieran a escoger, en estos días, me quedaría sin duda con Rulfo; después quién sabe.

Nada puede negarse de la relación que tenía Juen Rulfo con el criollismo, es el apogeo más reconocido y que más ha dado de qué hablar. Con eso da orgullo poder leer esta etapa de la literatura de hispano-américa, nos da a entender más de las letras españolas desde el punto de vista de un mundo pisoteado, de las bajas cumbres, porque es ahí, solo ahí, donde la magia convive con la realidad, en donde solo este tipo de historias pueden ser escritas, y en donde nunca llegará a hablarse con fantasmas, nunca se podran derrochar santos ni podrán darse los lujos de acariciar la tierra seca con infinita tristeza, y comodidad.

FUENTES:

Mentón, Seymour, 2010, El cuento hispanoamericano, décima edición, FCE, Colección popular.
Rulfo, Juan, 2002, Pedro Páramo, editorial Planeta.
Rulfo, Juan, 2002, El llano en llamas, editorial planeta.

lunes, 8 de agosto de 2016

Literatura en la televisión

Hay ocasiones -no siempre- en las que decido tomar un descanso de usar arraigadamente mi cabeza para desconectarme en una de las acciones modernas que menos necesitan de nosotros como espectador (o se ha dicho que es así): ver televisión.



Sí, es verdad que la pantalla digital o analógica, o como se pueda ver, ha implantado aparentemente más males a la sociedad moderna que beneficios; cosas por la cual ha sido satanizada -desde mi parecer, de forma injusta- en las redes sociales, en las manifestaciones de índole insurgente (directas a la política moderna) y entre los grupos de "intelectuales". La realidad puede ser otra, ya que, como paréntesis, hay que tener en cuenta que en en el mundo en donde vivimos es muy presurizado, veloz, vertiginoso, y etiquetado con demás adjetivos que puedan representan desesperación; nuestra sociedad es así, el sistema del futuro es así y no hay nada para poder evitarlo, y lo malo no recae en las consecuencias que se avecinan con el cambio, con las personas que se acostumbraron a un mundo antiguo ahora ya decrépito, sino en como será tomado por las generaciones que llegan, por los pequeños que nacen rodeados de aparatos que se han desarrollado en más de medio siglo de investigaciones -que en realidad fueron muy gigantescas- aprendiendo los modos de la modernidad en pocos meses, o días; con todo esto no doy más que la introducción para hablar de algo que debe de estar muy presente en todos nosotros, en los nuevos modos de aprendizaje, en las cosas que se deben de enseñar en los colegios de hoy en día, que es la lectura de los nuevos lenguajes, tanto como el cinematográfico, como el empleado en la televisión, que no poseen divergencias notables. Leer imágenes es lo del futuro, y aunque no quiero -para nada- desacreditar a los libros y cualquier otro medio de comunicación escrita (periódicos, gacetas, folletos, blogs, etc.) hay que tener en cuenta que lo que gobierna nuestra vida es este dialecto audiovisual, y que se ha apropiado tanto de la cultura popular que ha cambiado dramáticamente el destino de las futuras generaciones. Regresando al tema de la televisión, hay que aprender hasta incluso como perder nuestro tiempo; durante todo el día, casi las veinticuatro horas que, muy subjetiva mente, lo forman, en la pantalla chica (que llega hasta más de las cuarenta pulgadas o solo una pantalla del tamaño de una palma, hasta el tamaño del móvil) se transmiten información en imágenes, la mayoría en verdad no muy necesaria, sino solo entretenimiento barato que funciona más que nada para distraer el cerebro al grado de dejarlo siempre distraído: comedia sin sentido, chistes de mal gusto, programas sosos que nos dejan una enseñanza equivocada de lo que es la vida, productos vacíos que solo poseen como arma los cráneos vacíos, y demás vicios que han puesto en el estandarte de la discordia al aparato más revolucionador del siglo XX y XXI.

Pero, a pesar de todo, de todos los tabúes cosmopolitas que surgen con la basura que es pacaz de crear la televisión, aun hay un hueco de luz. ¿Qué pasa cuando encontramos algo de buena calidad en algo que ha sido inculpado con el delito de no tener nada de buena calidad? ¿Es posible encontrar un programa bueno? Con mi experiencia sentado frente a mi pequeño televisor sobre mi sofá café, puedo decir que sí, que hay mucho de que hablar que sucede en la televisión, hay muchas cosas que en verdad necesitan reconocimiento, que necesitan ser expuestas, dialogadas, debatidas, que nos abren la mente como espectador y que no funcionan solo como imágenes vacías, sino que nos hacen mover los engranajes que se llenan de telarañas al dejar la vida a los vicios. ¿Existe literatura en la televisión?



Antes de nada, o todo, otro paréntesis, otro aspecto que quiero hacer entender, y es el significado de la palabra literatura, ya que por distintos medios me he dado con la tarea de buscar una definición de los más estable, he acudido a poner la planteada por la Real Academia Española (RAE) complementada con lo que me encontrado en mi investigación:

se define siempre como un modo de expresión artística, arte que se vale del lenguaje, herramientas como la palabra escrita y en ocasiones, la hablada; un termino que ha nacido del latín "litterae", cuyo significado es "letras"; concepto que posee una estrecha relación entre el arte de la gramática, retórica y la poesía.

Quiero con esto llegar a la idea de que en la literatura, es necesario un lenguaje específico, un modo de comunicación directa con la cual se nos habla de un tema a través de una historia. Y ahora hay que ver algo, algo que ya decía antes, y era que en la industria de lo audiovisual, se tiene un propio lenguaje, se tiene los propios códigos, un abecedario que como cualquier otro se compone de símbolos los cuales, cada uno posee su nombre. Hay que indagar más dentro del mundo del cine para conocer esto, y al final les dejaré un vídeo en el cual se puede explicar la idea que quiero proponer. Pero a lo que quiero llegar, es que en un vídeo, en una película lo que vemos no es más que un texto, un texto que no todos sabemos leer, ya que como desde pequeños nos enseñan a entender cada símbolo del abecedario castellano -en nuestro caso como hispanohablantes- y que con eso comprendemos que con letras podemos formar palabras que a su vez forman oraciones, párrafos, textos, cuentos, novelas, informes, artículos, etcétera; también es indispensable conocer el significado de este lenguaje audiovisual, cosa que no se enseña del todo bien hoy en día, y que aun no pega con la fuerza necesaria a pesar del avance que vive nuestro mundo.

Al ver una película, como ya he escrito, nos están hablando, hay una historia que no solo se cuenta con los diálogos y las acciones, ni con la trama principal, sino que también involucra a lo que vemos, que no es solo un adorno o un modo de exponer más sencillo la historia, porque no, el cine no es sencillo. entender lo que dicen las imágenes nos puede hacer comprender las diferencias entre una buena película y una mala, así como el tener un buen conocimiento de la lengua española nos puede hacer diferenciar de un libro bien escrito y uno mal escrito. Todo es cuestión de saber leer, de saber donde van los espacios, las comas, las tildes y los nexos, y eso, como todo, solo se puede ir mejorando con la practica, con el leer a los buenos autores.

Y entrando en temática, alzando la pregunta que ya plantee ¿hay literatura en la televisión? Agora comprendiendo que así como un libro y una película son no más que textos que utilizan lenguajes diferentes, que se enfocan en comunicar, hay que hacer un breve repaso histórico.

En 1840, en Francia, ocurrió algo, dos aspectos que han revolucionado el mundo para formarlo en parte, como lo conocemos hoy en día. El empresario Émile de Girardin se veía en una fuerte crisis económica, lo cual no dejaba que lograra sostener sus periódicos, el más importante: La presse; pero tuvo dos exelentes ideas que fueron adoptadas por los diarios de otros países que crearon tendencias, una, vender publicidad entre las hojas, para así contratar el servicio de diferentes empresas, y la otra el poner en la parte inferior de las páginas, en la sección llamada folletón, se escribiera una novela por estregas, en las cuales día a día, mientras seguía publicándose el periódico, se fuera terminando. Esto atrajo a los lectores de la época, incluyendo a grandes escritores de la época como Honoré  de Balzac, entre otros. Y de ahí surgió un modelo de escritura que hoy en día ha sido adoptado de nuevo por la televisión.

En un mundo en donde los periódicos ya no atraen a tantos lectores con las modalidades modernas, en la televisión se tuvo la idea de agregar este modelo de novela por entregas paro con el lenguaje audiovisual: de ahí nacieron las series televisivas, que hoy en día han tenido un apego al público tan fuerte que es imposible no hacerlas notar. ¿Eso llega a ser literatura?

Una vez que ya tenemos el significado de la palabra -literatura- es tiempo de ver el sentido que nosotros le damos. Hay que indagar en lo que nosotros consideramos cuando nos dicen literatura, en lo que creemos, en lo sentimos. ¿Una película puede llegar a ser como una novela? No es fácil, y creo que tampoco necesario, comparar dos lenguajes diferentes, pero sí hay cierta cercanía. Ahora, en la televisión, en donde se ha adoptado lo mejor de este modelo del periódico La presse, que al mismo tiempo se sujeta de lo mejor que un libro nos puede ofrecer, hay que recalcar si se encuentra esto. ¿Hay literatura en la televisión? Yo creo que sí, y una muy buena, de calidad y potencia.

Podemos ver desde el inicio de grandes series, obras que ahora son parte de la cultura que se transmitían por episodios en la pantalla chica atrayendo a un gran número de espectadores que cada tarde o noche acudían a ver el nuevo capítulo, series como Lost (cuyo creador ha declarado que él cree que las series de televisión son los nuevos libros), Mad men, Breaking bad, Masters of sex, más reciente, Stranger things, etc., -sin contar las adaptaciones de libros-, ahora son alabadas, y nos entregan este propósito que mucho se ha comparado de un libro con el cine, que es, en resumidas cuentas, el tiempo. Muchos hablan que en las películas aunque sean buenas, no da mucho tiempo para conocer a todos los persones, más cuando es una adaptación literaria, y que en dos horas (o poco más) no se puede encapsular todo lo que un volumen con una buena historia en páginas, nos presenta. Y es ahí donde entran las series que influyen con nosotros, crecen con nosotros y nos presentan en tiempos largos una historia con la cual nos relacionamos más, que llegamos a apreciar más con personajes que se llega a querer u odiar. Así como lo hace un libro, porque no importa que tan corto sea, un buen libro nos toma más tiempo de lectura que muchas de las películas más actuales que salen hoy en día. Y para aclarar, no quiero con esto desacreditar al cine, ya que como quiero aclarar de una vez, no me gusta tanto comparar lenguajes que difieren tanto; pero hay que aceptar que en las series de televisión podemos encontrar lo más parecido a las novelas a las que tanto nos acostumbramos.



Como conclusión, se puede decir que no todo es malo en la pantalla chica, hay mucho material que se puede disfrutar, del que se puede aprender, que llega a semejarse a lo mejor de lo mejor, y que no hay necesidad de desechar, porque desperdicio no tienen. Y además de series, aun hay más cosas que se pueden rescatar, cosas de las cuales me gustaría hablar con más detenimiento en otras entradas ya que sino, esta se alargará más de lo debido. Hay que aprender a conocer, hay que diferenciar lo bueno de lo malo; no hay que satanizar las cosas porque no las comprendemos bien, mejor es informarnos de lo que nos quiere decir, hay que aprender diferentes idiomas, lenguajes, gestos; hay que explotar este mundo en donde vivimos para así no perdernos de todos los milagros que nos rodean. Mejor hay que investigar antes de criticar. Y desconectarse no significa apagar la cabeza, hay modos de aprender, hay modos de relajarse y de perder el tiempo, solo hay que saberlo como hacerlo bien.

FUENTES:

Enciclopedia de conocimientos fundamentales, volumen 1: Español y Literatura, UNAM - SIGLO XXI

García-Pelayo, Ramón, diccionario básico escolar, Larousse

CIBERGRAFÍA

https://fr.wikipedia.org/wiki/La_Presse_(France)
http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/cb34448033b/date1840
http://definicion.de/literatura/
https://www.youtube.com/watch?v=6DbrMsNn21w

VÍDEO DE RECOMENDACIÓN:

https://www.youtube.com/watch?v=03yd0buMTYI

El apocalipsis de SWANS

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