Después de la primera guerra mundial, el viejo continente quedó destrozado, y la idea de una Europa superior ante la barbarie que representaba el continente americano quedó igual. Los escritores que se habían influenciado de los grandes exponentes de países como Francia, España, Inglaterra, Rusia, ahora se desvanecían. Entonces llegó una generación más adecuada al mundo de la literatura hispana. Los nuevos escritores ya no eran hijos de las dictaduras coloniales, la independencia de los países americanos se hacía notar, y ahora lo que se veía eran las fuertes crisis que se vivían internamente, la pobreza a la que ya estaba acostumbrada el pueblo, la desigualdad, la escaces; y de dolores de tierra nació un movimiento que fue testigo de este dolor: el criollismo, nacido después de la primera guerra mundial y culminó al rededor de los años en la que la segunda terminaba.
Y en este movimiento también hubo singularidades: a pesar de que se compartió en todo el continente hispanoamericano cada país tenía aspectos singulares, entre los cuales cabe destacar
- La novela y el cuento de la Revolución mexicana de estilo poético y épico, sin perder lo vigoroso y rápido
- La prosa ecuatoriana de carácter proletario, crudo y realista de manera desenfrenada, con un uso desmesurado del dialecto.
- En América central, la perduración y la brevedad del costumbrismo; la combinación de la literatura con la pintura, el anti-imperialismo como tema vigente.
- Prosa ampulosa y brillante de países del caribe.
- El individualismo chileno; detallado y de ritmo lento.
Criollismo |
Dejando de un lado el hilo de la memoria, hay que hacer un recorrido en el tiempo, hay que ver que es lo que pasó después de que el criollismo se generara ya como un movimiento en varios países mientras se creaban grandes diferencias de estilos, pero que aun así han logrado clasificarse por su temática general: la vida en los campos, en las zonas pobres de América. El criollismo pegó como gran influencia en los escritores que nacían, había unos que se enfocaban en la crudeza de las revoluciones mientras otros hablaban más de lo triste que es la vida en los campos, los mitos que surgen en los pueblos pequeños y los conflictos internos ante temores como la muerte desde perspectivas tan inocentes y humildes.Pero, a pesar de lo bien que se estaba levando las influencias criollistas, el primer movimiento netamente americano, surgió un problema que fue lo que acabó con lo que yo llamo, su primer apogeo: lo que sucedió fue el inminente proceso de urbanización de las capitales de la mayoría de los países, proceso que comenzaría a mediados del siglo XX.
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Surrealismo |
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Realismo mágico |
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Para hablar de estas "escuelas" creo que se necesita más tiempo, se necesita una introducción para cada una y un análisis de todo lo que nos otorgó, de las obras y los autores que las representaron y como se han ido alterando y deformando con el paso del tiempo, el legado que han dejado, la fuerza con la que pegan hoy en día, y como de eso se transformaron el los movimientos siguientes de la literatura hispanoamericana como el neo-realismo y la llamada década del Boom, para eso creo que dedicaré otras entradas, pero ahora me enfocaré en uno de los autores que, en esta época del cosmopolitismo, surgió como uno de los más grandes escritores, y también de los más extravagantes.

Pero, a pesar de todo lo ya dicho, de todo lo que se sabe y se puede saber de su corta obra literaria, hay un aspecto que siento, casi no se frecuenta en las obras de Rulfo, y es la relación que estas tienen con el criollismo a pesar de pertenecer al movimiento cosmopolita en la escuela del realismo mágico y existencialismo, etiquetas que el nunca dejó de desconocer. Porque es así: las obras de Juan Rulfo nos muestran paisajes siniestros, pueblos abandonados en los confines de la ciudad, las zonas de más pobres del México que él vivió, la desdicha de la gente humilde, sencilla y analfabeta; pero no hay que dejar de notar que no siempre un movimiento literario se basa en la temática que generalmente se aborda, sino como se aborda. el modo en que Rulfo trataba a sus personajes han hecho que sus cuentos y su novela vallan más allá que una denuncia de lo triste que es vivir en el campo, de lo desolador o de lo mortífero, sino que él da un punto de vista más personal, una visión más existencialista mostrándonos no personajes anónimos que personifican lo paupérrimo de la sociedad proletaria -como lo hacía el criollismo-, sino que él se empeña en mostrarnos personas ante situaciones que parecen ir más allá de lo normal pero en los paramos que él vivía son de lo más común; es una lucha interna, por no dejarse dominar por los fantasmas del pasado, en donde se toman distintos puntos de vista de lo que nos rodea y hace incluso cuestionarnos la propia realidad, nos hace pensar más en el tiempo y la mucha o poca importancia que le prestamos. es por eso, sí, por eso y nada más que su obra es y será recordada.
Ahora recordando el título de esta entrada, de como es que se puede considerar a la enorme obra de Juan Rulfo (no por cantidad, sino por calidad) como el segundo apogeo, y, desde mi punto de vista, más importante de los años del criollismo se compone al paralelo que la madurez del cosmopolitismo como genero y movimiento. Vemos una técnica experimental, un modo de escribir rico en dialogo y párrafos cortos, con ideas sensatas y que van directo al grano, un estilo tan propio y que puede seguir impresionando a pesar de su antigüedad, que no se puede compara con nada más en el mundo. Ahora no me gustaría tanto abrazar el nombre de Pedro páramo, su novela que tanto he disfrutado leer y releer, sino más que nada de sus cuentos, y de como en unos puntos puedo explicar por qué estos representan la máxime de la influencia criollista, dándole un sentido más atrayente a la vida mexicana e hispanoamericana al resto del mundo.
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"...Ya he pagado coronel. He pagado muchas veces. Todo me lo quitaron. Me castigaron de muchos modos. Me he pasado cosa de cuarenta años escondido como un apestado, siempre con el pálpito de que en cualquier rato me matarían. No merezco morir así, coronel. Déjeme que, al menos, el Señor me perdone. ¡No me mates! ¡Diles que no me maten!"
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Diles que no me maten |
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Hay otro cuento que para mi es imperativo poder comentar; su nombre: Anacleto Morones. Para mi es necesario resaltar la importancia de este producto de Rulfo ya que se ve una faceta de él no tan recurrente, que es la sátira, la vista cómica de la realidad, y de una muy palpable en la que se tratan temas como la religión y el juego del engaño. Hay que tener presente que este cuento es más una especie de farsa en la que poco a poco se nos irá revelando la verdad sobre el niño Anacleto, la verdad detrás de los "milagros" que realizaba y la mentira de su santidad; todo visto a través de una intensa platica entre diez mujeres y nuestro protagonista, Lucas Lucatero. Lucas también funciona como narrador del cuento, que nos delata todo lo que ocurrió en la tarde que lo buscaron para que acompañara a la procesión de las mujeres para así, dar testimonio del niño Anacleto y así conseguir la canonización. Poco a poco, con los diálogos cortos se revela la vida de los personajes, se les da tridimencionalidad y fuerza, se vuelven personas en tan pocas páginas, con virtudes y defectos, y muchos misterios que dejan una incógnita al final que no hace más que querer volver a leer el cuento para tratar de descubrir todos los misterios. Es sencillo de leer pero siempre conlleva a una discusión, sobre lo que era real y lo que era mentira, y aquí es donde vemos más a flote la escuela del realismo mágico, hablándonos de algo que puede resultar inverosímil, en un ambiente de engaño y frialdad. Pero, más que nada resaltaría el final, las últimas palabras que se escriben, una escena corta pero graciosa, que a mucha diferencia de lo que ocurre en sus otros cuentos en donde se ve más viva la tragedia y el dolor interno, nos da un final suave, relajado y que puede plantar una sonrisa en tu rostro:
"Después ella me dijo, ya de madrugada:
—Eres una calamidad, Lucas Lucatero. No eres nada cariñoso. ¿Sabes quien sí era amoroso con una?
—¿Quién?
—El niño Anacleto. Él sí que sabía hacer el amor."
Solo una vez que se haya leído el cuento, se entenderá la gracia que hace este pequeño fragmento, un final divertido y trágico a la vez, con implicaciones fuertes pero que, extrañamente, nos deja con un buen sabor de boca, nos deja satisfechos. Sin duda hace que nos recuerde todo el cuento, nos otorga un resumen catastrófico y risible, cosa muy extraña en Rulfo pero que también se puede apreciar en otros cuentos como El día del derrumbe.
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Sin duda tampoco se puede hablar bien de Juan Rulfo sin recordar Nos dieron la tierra, y su inicio tan hermoso, tan triste y tan solitario: el inicio de uno de los mejores cuentos jamas escritos, la introducción perfecta a su mundo literario, al llano en llamas, al lugar hundido en donde la historia de nuestros héroes y villanos se torna en una encrucijada.
"Después de caminar sin encontrar ni una sola sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye ladrar a los perros.Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después; que no se podría encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, Hay algo. Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor a humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza.Pero el pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca.Hemos venido caminando desde el amanecer. Ahorita son algo así como las cuatro de la tarde. Alguien se asoma al cielo, estira los ojos hacia donde esta colgado el sol y dice:—Son como las cuatro de la tarde."
Desde estas primeras palabras ya comienzan a notarse varios de los puntos fuertes del autor, y su estilo, lleno de oraciones cortas, de ir al grano casi sin cavilaciones y por medio de la descripción de acciones nos muestra la situación. Se intuye que se habla de un grupo de personas, te imaginas un paisaje desolado y cubierto de un sol infernal, se dan vagas ideas de esperanza y de como esta se pierde; nos dicen que tienen sed, que tienen calor, que están perdidos, que están desolados; nos adentran a la situación con los sonidos, con las sensaciones y la repetición de frases que se guardan fácil en la memoria "se oye ladrar a los perros", "son como las cuatro de la tarde", y más dentro del cuento completo. Esto nos introduce dentro de un personaje sencillo, pero que puede sufrir tanto como nosotros, nos enseña que es humano y que, como todos, posee defectos, posee aspectos que lo hacen relacionarse. Nos habla de otros, poco a poco se introducen también y el paisaje termina de pintarse, se dan los últimos toques, y con el final, tan desolador
"Nosotros seguimos adelante, más adentro del pueblo.La tierra que nos han dado está allá arriba."
no termina de contarnos una historia concisa, no hay una trama tan clara y solo es un planteamiento de descripción del paisaje, el paisaje en donde transcurre todo El llano en llamas, y, me atrevo a decir también, su novela Pedro Páramo.
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Aun hay más cuentos, y estos breves análisis apenas si hacen justicia de lo que merecen. La obra de Rulfo es sin duda de mis favoritas, la he leído y releído y sigo encontrando cosas nuevas, gustos nuevos, se adecuan muy bien a los paisajes que me rodean, y creo que por eso yo sigo encajando bien con los personajes que parecen que no son para nada fantásticos. entiendo la razón por la cual Juan Rulfo no le gustaba ser fichado como realista mágico, porque él no quería hacer metáforas de la sociedad en moderna con las personas que protagonizan sus cuentos; él quería escribir la realidad, y fue en esa realidad en donde encontraba el soporte para olvidar su pasado, un triste pasado.


En ocasiones he visto que a él se le ha comparado con Juan José Arreola, que entro los dos poseen muchas similitudes (a parte del nombre), que desde mi punto de vista solo es por la forma en que se presentaron sus obras, ya que los dos solo tienen una novela y una colección de cuentos, ambos son calificados dentro del realismo mágico y ambos son mexicanos. Para mi no hay comparación, sus obras son mundos diferentes, ambos buenos, pero muy diferentes aunque hablan casi de lo mismo. Si me dieran a escoger, en estos días, me quedaría sin duda con Rulfo; después quién sabe.
Nada puede negarse de la relación que tenía Juen Rulfo con el criollismo, es el apogeo más reconocido y que más ha dado de qué hablar. Con eso da orgullo poder leer esta etapa de la literatura de hispano-américa, nos da a entender más de las letras españolas desde el punto de vista de un mundo pisoteado, de las bajas cumbres, porque es ahí, solo ahí, donde la magia convive con la realidad, en donde solo este tipo de historias pueden ser escritas, y en donde nunca llegará a hablarse con fantasmas, nunca se podran derrochar santos ni podrán darse los lujos de acariciar la tierra seca con infinita tristeza, y comodidad.
FUENTES:
Mentón, Seymour, 2010, El cuento hispanoamericano, décima edición, FCE, Colección popular.
Rulfo, Juan, 2002, Pedro Páramo, editorial Planeta.
Rulfo, Juan, 2002, El llano en llamas, editorial planeta.