La experiencia del apocalipsis a través de la música.
En los tiempos que se viven, la ilusión del final de la vida en el mundo se ha convertido en una fantasía cada vez más común e incluso cada vez más apreciada. Tal vez la desilusión que nos ha proporcionado el presente y la poca esperanza que da el futuro es parte clave.Las narrativas apocalípticas son más y más comunes en el entretenimiento, en el cine y en los libros. Se habla de distopías, de profecías antiguas, de hechos inexplicables que atraen nuestra curiosidad. La fascinación está en todos lados. En la música no podía faltar, y de entre todas las propuestas curiosas que se encuentran ocultas entre un mar de artistas exponiendo su arte, resalta el nombre de una banda, SWANS, la cual, a mi parecer logra explicar en su música el porqué de esta fascinación por el día final, por el día del juicio.
Tratar de hablar de su música es complicado, así que trataré ante todo hablar de lo que siento al escuchar sus canciones, una percepción personal, pero de la que trato a sí mismo obtener conclusiones más generales, ya que la idea de la pérdida de la inocencia de la humanidad es algo que me ocasiona muchas dudas. ¿Cuando comenzó? ¿En verdad éramos inocentes antes de todo esto? ¿El arte puede tener peso en esta revelación de la violencia del mundo?
Puede que de forma rápida se puedan contestar ya unas de estas cuestiones, y me parece que en realidad la humanidad nunca ha sido inocente, no hay una sola persona capaz de arrojar la primera piedra ni una sola que no revele oscuridad en el interior de sus pensamientos.
Ya hay una larga historia del arte que puede mostrar como diversos autores tanto de las artes plásticas, escénicas o líricas asociaban imágenes aterradoras en sus obras para causar un impacto nuevo, para explorar rincones oscuros que antes nadie se había atrevido a indagar. Puede verse con El Greco y su Jardín de las Delicias, o Tirso de Molina y su obra El condenado por desconfiado (creyendo que en verdad él ha escrito esa obra), o ya sea H. P. Lovecraft y sus cuentos sobre la mitología que engloba a Cthulhu. Todas estas son pesadillas, pesadillas expresadas a través de distintos medios, ligadas por la ausencia de luz, junto con toda la posibilidad de significados que se le pueden dar a la luz. Pese a esto, son pesadillas a las que quisiéramos volver, ¿por qué, sino, todos los nombres anteriores son considerados clásicos?
♫♫♫♫♫♫♫
La historia de SWANs es interesante, pero no es lo esencial para entender su música, si hay algo importante a destacar es a la figura de Michael Gira, el líder de la banda, cantante y guitarrista principal, mente creativa responsable de la dirección tan particular que ha vuelto legendaria a la banda. Gira, a pesar de la separación de SWANS, nunca se alejó del mundo de la música, y siguió trabajando en otros proyectos en los que se observó su lado más experimental, y tras diez largos años decide regresar a la vida su antigua banda, con una nueva formación de músicos, pero con las mismas intenciones en su exploración, pero teniendo ahora tras de sí casi treinta años de experiencia.
El resultado no podía ser menos, cinco discos entregados a lo largo de diez años, tres de ellos considerados de entre lo más destacable de la música de la década, nuevos y viejos fans veían con grandeza esta nueva propuesta de la banda, y, de forma muy inigualable, una aproximación masiva al sonido del apocalipsis.
Esto no significa que nunca hayan tenido aproximaciones a tal tema, ni tampoco que estos trabajos que destaco hablen, de forma explícita, sobre el fin del mundo, sino que es los que se puede deducir esta idea, y esto debido a una cualidad muy particular que maneja la música de SWANS, un arma de doble filo que caracteriza la etapa moderna de la banda, y es la ambigüedad.
El sonido que adquiere la banda es meditativo, casi atmosférico; es un sonido denso, con poco dinamismo (en su mayoría) pero cargado de tensión. Las guitarras eléctricas llegan a niveles inimaginables de distorsión y agresividad. Las letras son abstractas y no se adhieren a ninguna estructura concernible. Las palabras son gritadas con furia, la voz de Gira imita al ruido que los instrumentos a su alrededor crean. El significado parece ser lo menos importante, no es lo que se busca en este estilo de música, no hay un mensaje claro o una idea de la que aferrarse, hay un destino que no dislumbra con claridad, hay una intención que cuesta descubrir, pero que existe.
Pocas veces se habla de la muerte de forma directa, pero es una idea que no abandona nunca a la música, hay un sentimiento muy especial latente en cada segundo, en cada acorde de guitarra, una sensación difícil de describir y que se puede aproximar a la idea de contemplar algo de dimensiones tan inmensurables, y cuya existencia resulta incomprensible para nuestro cerebro. Es terror y respeto, admiración y repulsión, querer cerrar los ojos pero no hacerlo. Así se siente la Música de SWANS. Es de la misma naturaleza que las pesadillas lovecrafnianas más esperpénticas, y aun así es algo a lo que quieres regresar. ¿Suena familiar?
♫♫♫♫♫♫♫
Las pesadillas son cada vez menos temidas, al grado que la propia palabra pesadilla cada vez pierde su sentido original, volviéndose ambiguo el lugar de conciso. Se habla más y se escribe más sobre el terror en lugar de la esperanza. ¿Es esto un reflejo del mundo que se vive? A pesar de lo que se diga, a pesar del optimismo que muchos tratan de relucir, hay algo que se ha perdido en el espíritu de la humanidad, tal vez tras un siglo de guerras la esperanza más grande es la de no tener una muerte atroz y violenta. No hay piedad para el tiempo. Se sabe que será inevitable la muerte, lo que queda entre ese momento y el nacimiento es solo un gran vacío que es tratado de llenar. Es una sensación que se ha adherido a la vida, a nuestro presente. Se pueden vivir muchos años sin saberlo, sin tener consciencia de la realidad, incluso puede que haya vidas enteras felices de estar en el mejor de los mundos posibles: al menos en mi caso, poca verdad encuentro en esa frase.
El hecho es que la muerte resulta atractiva, ya que es un fin al que nadie aspira pero que todos acepta, es un suelo firme. El miedo es la sensación más natural que poseemos y posiblemente la única que puede recordarnos que estamos vivos. Así que el consumo, en general, de obras que abarquen estos paradigmas no resulta algo curioso o extravagante, es nuestra gran realidad.
Muchas veces he escuchado a la gente decir, sobre todo a críticos, que les gusta las películas de terror porque en estas se puede explorar y expresar el lado más salvaje y aterrador del ser humano con total libertad. Los traumas, los sentimientos reprimidos, el odio y la depresión se manifiestan a modo de seres horrorosos, alegorías externas del interior de un alma rota. A través de los monstruos que vemos, se refleja la cara salvaje de nuestra naturaleza.
En la música es menos frecuente encontrar cercanía a estos temas, o al menos en lo que refiere a la música de gran consumo comercial. Esto no es en lo que me quisiera extender, no es el propósito de este texto, solo me limitaré a decir que la realidad se encuentra más segmentada que nunca en la era donde se supone que existe la mayor libertad para los consumidores.
Existe la música que habla del miedo, no se puede negar, hay artistas que no se limitan a expresar un único sentimiento en sus proyectos y deciden mostrar aquellos tormentos más profundos de sus almas. No temen en desnudar sus inseguridades ni de expresar los temores que los persiguen una vez la luz ha desaparecido. Es en estas obras más personales donde la mayor parte de la gente puede identificarse, o al menos así me ocurre a mi.
Michael Gira es un individuo atormentado por demonios peculiares, como ya se había expresado, estos son únicos, y por eso más atractivos. Su música se ha convertido en su medio de escape, su banda en el medio por el cual materializa sus pesadillas, y en efecto logra causar sensaciones únicas con su experimentación musical. Es difícil definir la música que realiza junto a su equipo, salen a la luz definiciones como noise-rock, post-rock, no wave, etc., se puede volver a extender la conversación hacia este camino, pero no es el propósito, solo decir que la forma de clasificar la música de SWANS resulta difícil debido a la ambigüedad que tanto se le ha delatado. Producto de eso mismo, es esta interpretación de la obra de la banda, o mejor explicado, de tres discos muy particulares, los cuales ya mencioné de forma vaga pero sin detallar ni siquiera sus nombres. Para ir más rápido, estos son: The Seer, To be Kind y The Glowing Man.
Es curioso, porque los tres proyectos son muy similares y a la vez muy diferentes entre sí, destacan características como la duración de los tres discos, todos de dos horas, minutos más, minutos menos; la atención se apunta ahora al reducido número de canciones, con lo cual si se hace un cálculo rápido se puede estimar que cada canción debe corresponder a una cierta duración promedio, como en el caso de To be Kind, compuesto de diez canciones, cada una debería de durar doce minutos para que haya congruencia; la sorpresa llega al ver que hay canciones incluso de cinco minutos, por lo tanto los minutos que faltan deben de estar agregados a otras canciones; la revelación sucede al revelarse que en cada uno de los discos hay canciones de media hora de duración. No es algo amable para alguien que no este a este tipo de propuestas, en las que las canciones largas no son novedad.
Escuchar SWANS es un reto, incluso para los que se encuentran más adentrados en los géneros en los que se categoriza. Apreciarlos es un mundo aparte. Entenderlos es algo único, sin verdad última. Yo entiendo, o dicho de otra forma, interpreto su música, en una forma muy personal, con esta idea que expuse al principio: la fascinación por el apocalipsis, la atracción al caos. Lo que quiero decir, en pocas palabras, es que esta no es más que una interpretación, y me baso en general en lo que siento al escuchar su música y en lo que interpreto de las letras incluidas en los tres discos que ya mencioné. Puede que en unos puntos me baso en las declaraciones que la propia banda hace sobre su música, la cual dotan de significados un poco diferentes a los que yo me he formado, pero no hay ningún problema en aceptar este hecho, puesto que mis palabras las puedo cambiar, las puedo formar a través de varias fuentes de consulta; la música, por su parte, ya está hecha, y no puede ser modificada, somos nosotros como individuos, que la aceptamos de la forma que deseemos.
Es curioso, porque los tres proyectos son muy similares y a la vez muy diferentes entre sí, destacan características como la duración de los tres discos, todos de dos horas, minutos más, minutos menos; la atención se apunta ahora al reducido número de canciones, con lo cual si se hace un cálculo rápido se puede estimar que cada canción debe corresponder a una cierta duración promedio, como en el caso de To be Kind, compuesto de diez canciones, cada una debería de durar doce minutos para que haya congruencia; la sorpresa llega al ver que hay canciones incluso de cinco minutos, por lo tanto los minutos que faltan deben de estar agregados a otras canciones; la revelación sucede al revelarse que en cada uno de los discos hay canciones de media hora de duración. No es algo amable para alguien que no este a este tipo de propuestas, en las que las canciones largas no son novedad.
Escuchar SWANS es un reto, incluso para los que se encuentran más adentrados en los géneros en los que se categoriza. Apreciarlos es un mundo aparte. Entenderlos es algo único, sin verdad última. Yo entiendo, o dicho de otra forma, interpreto su música, en una forma muy personal, con esta idea que expuse al principio: la fascinación por el apocalipsis, la atracción al caos. Lo que quiero decir, en pocas palabras, es que esta no es más que una interpretación, y me baso en general en lo que siento al escuchar su música y en lo que interpreto de las letras incluidas en los tres discos que ya mencioné. Puede que en unos puntos me baso en las declaraciones que la propia banda hace sobre su música, la cual dotan de significados un poco diferentes a los que yo me he formado, pero no hay ningún problema en aceptar este hecho, puesto que mis palabras las puedo cambiar, las puedo formar a través de varias fuentes de consulta; la música, por su parte, ya está hecha, y no puede ser modificada, somos nosotros como individuos, que la aceptamos de la forma que deseemos.
♫♫♫♫♫♫♫
TO BE KIND
En las canciones que componen este larga duración se encuentran las ideas más cercanas a la vida humana tal y como la conocemos. En la clasificación que hice de esta trilogía especifique que este disco comenzaba con el nacimiento, y eso es justo lo que ocurre con la apertura "Screen Shot". La canción comienza con una solitaria línea de bajo eléctrico, entrega la idea principal que no será abandonada el resto del tema, y al paso que ha creado se suman más elementos, entre estos destacado por la voz que solo se dedica a hacer un listado de elementos y aspecto que definen la vida. También comienza hablando de la ausencia, eso que parece estar ligado siempre a la vida, ya que siempre la idea de la vida atrae a de la muerte, caras de una misma moneda. La enumeración de aspectos que definen la vida produce la sensación de un nacimiento, es como si Dios dijera al ser que nace aquello que sentirá en vida, todo lo negativo y todo lo positivo, hay amor y miedo, hay dolor y alegría. ¡Respira ahora!, reclama la voz al final, la canción se esclarece, no abandona el motivo con el que inició pero este ya no es oscuro, sino que brilla a través de campanas que son tocadas con toda la fuerza que estas pudieran contener. Es una vida, algo único, un milagro que cuesta entender y que ocurre en todo momento. Es un nacimiento.
A lo largo de lo que compete al disco se seguirá con la presentación de nuevos aspectos que se asocian a la experiencia de estar vivo, se habla del amor, de la tristeza, de los placeres carnales y de las religiones (no de forma amable). Y un hecho importante es el énfasis que hace en la respiración, acción vital que nos da la vida, muchas veces olvidada o subestimada, aquí es un eje importante para la comprensión de la vida, mostrado de la forma más cruda posible en la canción "Oxigen", en la que se retrata la sensación de no poder respirar. De forma literal Gira agota su aire al cantar, extendiendo los versos hasta el límite que su voz deja de pronunciar vocal alguna para convertirse en un gruñido desesperado. Este disco se encuentra arraigado al cuerpo humano, al espectro físico, tal vez se llega a hablar de amor y sentimientos más complejos, pero estos son expuestos de forma agresiva por su manifestación física, como lo sería el sexo en el tema "She Love Us".
Un punto aun más notable se encuentra e la idea de Michael Gira de lo insignificante que también puede llegar a se la vida humana, gobernada en la mayor parte de su tiempo en experiencias poco trascendentales para no decir mundanas. Toda esta parte de la experiencia de la vida que se encuentra sujeta a las acciones cotidianas que son efectuadas de forma casi automática se engloba en la canción "Some Things We Do", pero lo curioso se encuentre en el hecho de que esta es la canción más corta del disco, con una duración de cinco minutos, reforzando la idea de lo poca importancia que se presenta a estos aspectos en este disco, a pesar de ser los que forman casi todo el grueso de una vida.
De esta forma, el desarrollo de una vida es presentado. En las primeras cinco canciones se puede encontrar más relación en las líricas a lo que significa la vida, mientras que en la segunda mitad del disco estas ideas comienzan a desaparecer, o más que eso, comienzan a corromperse, dejan a un lado su inocencia natural para ser oscuras, y la idea de la muerte comienza a florecer. Como ya se había explicado, "Oxigen" es un tema que habla de la muerte, de la experiencia de asfixiarse, algo con lo Michael Gira estaría obsesionado en presentar en su carrera debido al asma que sufría de niño, pero que trasciende más allá al presentar el primer escenario apocaliptico del disco: la voz que canta declara en un punto robé todo el oxígeno, ¿qué queda después de eso?, solo muerte, en pocas palabras.
Otra canción que llega a tratar el apocalipsis pero de una forma menos directa es "Kirsten Supine", que a parte de tener un título muy bello, es posiblemente mi canción favorita de la banda, pero lejos de mis preferencias esta es una canción que trae tras de sí un contexto más amplio, ya que la letra está inspirada en la película Melancholia (2011), del director Lars Von Trier. La película presenta un escenario apocaliptico, pero más que ser esta una historia de terror, es una indagación en los sentimientos de una persona deprimida, reflejando este tormento interno en el impacto de un planeta errante llamado Melancholia. La canción en sí hace la descripción de una escena icónica de la película, la cual es muy recomendable de ver, en donde uno de los personajes se acuesta a ver este planeta azul que se acerca a la tierra sin remedio, como la idea del suicidio en una persona deprimida. El final es poco esperanzador y Gira refleja esta sensación de pérdida en u tema que crece de intensidad de forma progresiva, casi de la misma forma en que lo hacía la ya descrita, "Screen Shot", pero esta vez no para anunciar al final el nacimiento (Live! Now!) sino para expresar la muerte.
La muerte propia se convierte en el fin global. Cuando nuestra consciencia se apaga no hay nada más, ni memorias no anhelos, pasado o futuro, todo se desintegra, por eso no es difícil asociar esta experiencia final con la extinción de todo lo que conocíamos. La muerte de una persona es la muerte de un mundo, la muerte de una parte de la historia que no deja de correr pese a todo. Todos los días son el último día. Todas las muertes son una sola muerte. Es lo único en lo que no hay diferencia, en ese destino, ese piso firme al cual la gravedad nos atrae. ¿Por qué pensar tanto en eso? Si la muerte es inevitable que caso tendría ensoñarla tanto. Ya lo había explicado, por que debido a lo que nos ha enseñado la historia pueden existir muertes peores que otras, y lo que todos desean es tener la menos horrible. El apocalipsis es un final abrupto, si un plantea errante choca contra la tierra ya no habría nada que hacer, no tecnología que nos salvara ni alma que se salve, es la muerte definitiva y el contacto con la parte más fría del suelo, es abrupto pero es rápido, es lo que más en el fondo deseamos. El apocalipsis repentino es un deseo, es un sueño, pero no parece ser algo real.
Por los tiempos que se viven parece ser que vivimos en la agonía de nuestra especie, y esta muerte es lenta y muy dolorosa. Lo que se desea es la recuperación o el final rápido, pero no el sufrimiento.
SWANS no nos cumple ese deseo. Su muerte no es repentina. A pesar de aludir a esta, solo lo hace a través de la fantasí. Al final de To Be Kind se presenta el destino tan ansiado, tan temido y esperado a la vez, es la muerte definitiva, el cuerpo al que vimos nacer, que creció, que amó, comió, odió, aprendió (¿tal vez mató también?), etc., ese cuerpo que todo lo ha vivido, que ha sufrido y se ha corrompido, que ha añorado y llorado, que ha tenido sentimientos sinceros y falsos, al final, pierde y llega a su punto final. Se llega con el tema homónimo al disco, "To Be Kind".
La primera parte del tema es tranquila, emulando a una canción de cuna, abrigando la idea del regreso de la niñez en la vejez, la voz repite el nombre del propio tema de forma dulce, tal vez aquí se pueda tener un poco de confusión ya que kind en inglés significa amable, así que el ser amable parece ser más que nada una sensación vaga. Aquí hay que resaltar que la palabra Kind es tomado en otro significado, que sería en el idioma alemán, en donde kind se puede usar para hablar de un niño. Entonces el tema en realidad refiere al ser un niño. Ahora ese es el sueño, al final solo se quiere regresar al comienzo. El tema sufre una metamorfosis increíble a la mitad, en donde esta parte dulce acaba para convertirse en el temor ansiado, la agonía, la verdadera agonía: aquí resaltan todas las cualidades del sonido de SWANS, la agresividad, la distorsión, el ruido, la potencia, todo es expuesto, todo sale a la luz, todo estalla en nuestros oídos. Si antes nos hacía testigos de la destrucción de la naturaleza con la degradación de los instrumentos hasta llevarlos a su esencia más antigua, ahora la muerte del humano es un crescendo mortífero, de nuevo nos hace testigos de un hecho atroz, más carnal, sin la posibilidad de ayudar o de escapar. Esta muerte es lenta, pero no eterna, no hay esperanza alguna, todo acaba. Ha muerto. La humanidad ha muerto.
THE GLOWING MAN
Las cosas son ahora diferentes. Esta tercera pieza del rompecabezas llega a darle unidad a la obra, pero también a complicarla más de lo que ya era posible hacerlo. The Glowing Man lo expresé ahora en dos palabras: Concepción y Trascendencia, de nuevo un camino que se recorre pero no hasta un final claro, sino hasta la llegada a lo que se podría considerar el paraíso. Este disco al igual que los anteriores se extiende en puntos de un camino recorrido, pero ahora este camino no es tan visible, no hay el crecimiento de un cuerpo o el transcurso de la historia. Es algo aun más ambiguo, pero no de la misma forma que eran los dos discos anteriores, aquí esta falta de significado apunta a otra dirección, que se podría ejemplificar por medio de esta analogía. Tanto The Seer como To Be Kind apuntan a un mismo punto, a una misma diana, que es el inevitable final de la vida, por su parte The Glowing man parte de este fin al que los otros discos llegaron para alzar su tiro al cielo, la cuestión aquí es no hay forma alguna de saber si en realidad logrará impactar con algo la flecha o solo seguirá subiendo por toda la eternidad. Al parecer Gira no es del todo pesimista y aun hay una creencia de algo más allá de la vida, la trascendencia.
El disco abre con una idea no muy diferente a la metáfora de las flechas, ya que alude a apuntar al cielo, y al viajar entre las nubes. Las dos canciones de apertura "Cloud of Forgetting" y "Cloud of Unknowing" son viajes a través de un espacio irregular, en donde los instrumentos no parecen estar fijos a ningún tiempo (suelo) estable, en donde poco se puede apreciar de estructuras. Esto es en un principio, puesto que los temas siguen una estructura muy similar a lo que se presentaba en los discos anteriores en donde al inicio de la canción son presentados temas o ideas musicales que se repiten y desarrollan hasta el formar un cuerpo sólido e indestructible, al igual que lo haría una bola de nieve al caer por una montaña, creciendo más y más hasta volverse imparable. Ambos temas "Cloud of Forgetting" y "Cloud of Unknowing" llegan a tener coherencia al final, pero eso no limita que al inicio hayan sufrido en su génesis un recorrido tortuoso para encontrara su forma. Esto podría resumir las ideas de los discos anteriores, como dos grandes pilares de dolor y desesperación hasta que se llega a entender una idea clara, esa idea es este disco, y se revela como tal, es la concepción de un elemento que faltaba en la propuesta. The Seer ya nos había hablado del miedo y de la paz, To Be Kind de la vida a la muerte, y en esta última pieza nos habla del espíritu que parece esconderse dentro de cada uno de nosotros.
Cierto es que al final de To Be Kind parecían enfatizar en la oscuridad y en el vacío como lo único que hay en realidad tras la muerte, pero ahora hacen la diferencia al decir que eso es solo para el cuerpo, pero que hay algo, algo que es parte de nosotros, que no se encuentra en el cuerpo, tal vez se le pueda llamar alma, y esta esencia desconocida es la que permanece una vez todo lo físico ha desaparecido. Aun así la idea no es presentada de forma tan simple, ya que no es un seguimiento lineal de la historia, no hay vida después de la muerte como tal, sino la permanencia de algo que nos define y que no muere, sino que solo viaja al cielo sin apuntar a alguna dirección concreta. No se puede decir que la perspectiva que se toma en este disco es la del propia alma, sino la de la persona soñando con esta, añorándola.
Tal vez el individuo que sueña con la trascendencia es el mismo que teme a la muerte lenta. Esto puede deducirse de las propias letras de las dos canciones ya mencionadas, ambas escritas en formas de rezos, ¿a quién?, eso nunca se contesta, sino que las letanías son pronunciadas con fervor, pero a su vez pasan de la adoración al odio, pero no al odio a quien se ruega, sino odio a uno mismo, a la especie. Es la negación de lo vivo par añorar lo espiritual, lo metafísico antes de lo físico. En las letras hay más dolor que nada, pero la esperanza nunca desaparece, la esperanza de la salvación.
El camino entonces comienza como un anhelo, en la mente es creada la idea del alma y sin mucha cuestión es aceptada. El disco sigue y ahora presenta de nuevo las cualidades de un apocalipsis, esta vez diferente, ya que es la toma de conciencia de que se vive en la agonía del mundo y que no hay nada por hacer para adelantar la velocidad de este proceso, dolor representado en "The world looks Red - The world looks Black". Y al parecer esto solo es reforzado por los escenarios que son presentados a continuación de nuevo en dos canciones que lo único que hacen es expresar temor por la humanidad, "When Will I Return?" y "Frankie M", siendo la primera de las mencionadas una canción que expresa la experiencia de una violación, cantada por la mismísima esposa de Michael Gira, Jennifer Gira; y la segunda de estas un tema que se relaciona con la muerte de una persona debida a su adicción a las drogas, que al parecer de uevo se basa en una experiencia real.
El escenario plasmado no es nada alentador, es doloroso y triste, pero es a su vez un componente que no se puede ignorar de la condición humana. En el disco anterior esta era expuesta de la forma más carnal posible, sin verdadero interés en esta, una exposición del cuerpo y su degradación, en este disco los sentimientos son más fuertes y son expresados a través de narrativas personales, más sinceras, más profundas, y que a la vez componen el paso que Gira propone para la verdadera trascendencia.
El recorrido del disco va desde la ensoñación a la realidad, el despertar en un mundo decadente en donde el anhelo máximo es la de morir rápido, el entorno responde con negativas y con golpes más fuertes, mas no mortíferos. La esperanza es nula pero de esta desesperación surge también la empatía, surge una conexión entre el cuerpo y el espíritu que perdura pese a toda adversidad. Puede que expresado de esta forma no resulta muy interesante la exposición del disco, pero también hay que decir que este es aun más ambiguo que los anteriores, por lo cual el significado que le doto es muy personal, y esa visión de esperanza es la que me gusta obtener de estas canciones, y si esta es llegada a ser expuesta, se hace de una forma aun más interesante de lo que llego a hacerlo en este análisis.
Aun así faltan un par de componentes, dos pasos más para llegar al final (¿final?) de esta obra, y es que una vez recorrido este camino que he expresado llega por fin el momento de la trascendencia, puede que esta sea en vida o una vez alcanzado el final de la carne. este proceso ocurre en "The glowing Man", el tema más largo del disco, de casi media hora de duración, un final para todo, el verdadero final que llega después incluso del apocalipsis, es la verdadera trascendencia y despersonalización, es la explosión más masiva que se podría producir en nuestras caras, ahora nos hacen testigos de este cambio, de esta revelación, que de nuevo es lenta, no eterna, pero sí dolorosa. Aquí al letra se limita a ser puro adorno, lo menos importante, sino que la misma música es la que expone todas las ideas. En esta canción se escucha que se repiten fragmentos de otras canciones de los discos anteriores, como es el caso de la introducción del tema "Bring the Sun / Toussaint L'Ouverture" del To Be Kind, en el que hay un paso gigante y destructivo de las guitarras y la batería dando un mismo golpe con pequeñas modificaciones armónicas, algo difícil de explicar en palabras y que vale la pena escuchar. Pero este regreso de los temas anteriores no es mero reciclaje, no es querer emular lo que había funcionado bien en los discos anteriores y repetirlo, sino que es dotar de un nuevo significado a aquello que ya conocían, así como aquel que trasciende da un nuevo valor a su propia alma al reconocerla, al sentirla parte de sí mismo, al concebirla; se encuentra algo que siempre había estado ahí presente pero que debido a nuestra infinita arrogancia habíamos ignorado. Se presenta ésta parte de nosotros que nos conecta con lo divino, más de lo que podrían hacer los rezos y letanías, o las propias nubes, aquí es donde se produce el verdadero resplandor del hombre, cuando se encuentra a sí mismo olvidándose de su entorno, de su vida y de su muerte, hay algo más que no nos abandona.
La reinterpretación sonora es magnífica, hay que decirlo, hay que hacer una mención especial a lo grandiosa que es "The Glowing Man", que pese a su aterradora duración es una pieza bastante accesible dentro de lo que una canción de media hora lo puede ser, es dinámica y atraviesa tantos escenarios que corrompe toda posibilitad de volver a entender la música de la misma forma en que se hacía antes. Es el Magnum Opus de SWANS, y ellos lo saben, no dejan nada en el tintero y permiten que el sonido fluya con la libertad que debería de tener siempre, así como el propio espíritu del hombre.
Que queda después de todo esto. Paz. La pieza con la que se cierra el disco y toda esta trilogía es única, es una canción más corta de lo que se había presentado en resto del álbum, de solo seis minutos, llamada "Finally, peace", es clara en su título en lo que da a entender. este es un pequeño epílogo, el último respiro que no abandona la esperanza y dice que al final se alcanza la paz, después de todo el miedo, de todo el dolor, de toda la desesperación o de la ansiedad, todo eso se va para llegar a lo que se oculta detrás de las nubes. Ya no hay crimen, ya no hay una muerte que presenciar, sino que lo que se nos presenta es el campo general de la vida, diluyéndose en un plácido color blanco, una miga de esperanza después de todo el calvario que se había expuesto, y el mensaje final de que ha valido la pena ese recorrido, ha valido la pena estar vivo.
A pesar de tener un enfoque más dedicado a la muerte que al apocalipsis en esta trilogía de discos, yo he decidido tomar como iguales estos términos. Para propósitos de esta interpretación, la muerte es un apocalipsis personal, y ambos términos se asociarán con una idea más global, que corresponde al final, a esa sensación de concluir, o como ya la había llamado, al piso firme.
La forma en que clasifico los tres discos es de la siguiente forma:
The Seer: de la creación a la destrucción de la naturaleza.
To Be Kind: del nacimiento a la muerte del ser humano.
The Glowing Man: de la concepción a la trascendencia del alma.
Desde este punto ya se puede hacer una aclaración importante, y es que a pesar de ser tratados de forma individual, los tres discos están relacionados de intrínsecamente, así que en realidad se podría de hablar de los tres en una sola continuidad, pero para efectos prácticos, lo mejor es verlos de forma individual, al igual que un vector puede ser descompuesta en sus componentes ortogonales para su estudio.
Y una aclaración no menos relevante es que es posible hacer un análisis de canción por canción, viendo como cada una aporta un punto diferente a la idea general, pero la finalidad se encuentra en su mayor medida en relacionar la fascinación de esta música con la fascinación por las historia apocalipticas, así que seré breve en la forma individual en que funciona cada tema para enfocarme más en el campo general de cada disco.
THE SEER
La naturaleza se impone, hay una mirada oculta en la oscuridad, un par de ojos vacíos que contemplan como la muerte se aproxima, como la desesperación incrementa. En nuestra sociedad no se encuentra este miedo, tras siglos de haber vivido en la tierra, la especie humana ha desarrollado uno de los sistemas más interesantes que una civilización pudiera construir: las ciudades. Tal es la diferencia de la ciudad con su entorno que se toman como realidades distintas, ambas hostiles a su manera, solo con la diferencia que en general la naturaleza es más temida por lo desconocida que resulta.
Nuestra vida citadina nos ha hecho olvidar este medo a lo desconocido que se encuentra en la naturaleza, los espacios son regulares y cuadrados; fuera de este espacio vemos curvas y rincones oscuros donde se ocultan temores impronunciables y sonrisas asesinas. Tememos a lo que se oculta, y el temor se permite ser manifestado por medio de un estado: la locura.
"Lunacy" es el tema con el que abre The Seer, y ya en pocos minutos (con seis minutos esta es una de las canciones más cortas de las que se hablará) resume en música casi todo lo que he escrito con anterioridad. Explicado de otra forma, todo lo que he escrito hasta este punto es una forma de expresar lo que siento al escuchar los primeros segundos de este disco, una apertura única que no guarda dentro de sí más que lo que su título anuncia. Es curioso porque el acorde que se da no es peculiar ni aterrador por sí solo, es un re mayor (D), pero al mismo tiempo es envuelto en un aura de instrumentos ajenos a la guitarra que se concentra solo en dar el re. Es a través de las percusiones que la locura llega, y aquí se encuentra el punto más importante que considero para entender esta interpretación: las percusiones. Hay casi un consenso total cuando se afirma que la música más antigua se encontraba formada a través de las percusiones, del golpear con la mano todo lo que se tenía a disposición y así encontrar qué sonaba mejor que lo demás. La música más primitiva es relacionada a aborígenes de África golpeando tambores hechos con piel de animales. El sonido de los tambores es la primera aproximación del hombre a la música, es la unión entre esta temida naturaleza a la mente más sofisticada que hoy muchos se dignan a presumir.
Bajo esta idea vemos como en el principio ya se manifiestan puntos importantes: la percusión es aquello que define el tan aterrador, la guitarra da un acorde que en principio es agradable, pero en este ambiente se vuelve fascinante, es ese lado de la naturaleza que todos deseamos más, la belleza, los colores que pueden formarse en el plumaje de un ave, en las flores o en los árboles. Unido a esto esta el temor: la naturaleza nace, el terror nace de este peligro. La locura es la consecuencia de esta disonancia.
este disco al ser el que se encuentra más ligado a la naturaleza, es también el que se puede considerar más caótico, en donde los escenarios más aterradores surgen para luego ser interrumpidos por las imágenes más placenteras que se podrían esperar. La mayor parte del disco se encuentra relacionado a lo que se dijo de la primera canción, "lunacy", pero también hay puntos de calma, canciones que se salen del propio molde que se había construido para recordarnos que el miedo no lo es todo en la vida, cosa que se escucha de forma clara en "Song for a warrior".
En lo personal debo decir que esta descripción no la encuentro muy acertada, puesto que tal modificación tan drástica altera la experiencia general del disco, así que este lo consideraría el menos mejor de los tres, pero no por eso es malo, sino que, como ya había dicho, es en realidad irregular.
Pese a todo también tenemos al final del disco el punto más cercano a un verdadero apocalipsis musical, o a lo que llamaría el asesinato de la propia música, de una forma despiadada, sin cuartel, y no censuran la masacre que es propinada, sino que te obligan a ser testigo de este hecho sin poder hacer nada. Esto ocurre en un solo tema, "Apostate", canción de veintitrés minutos, un reflejo aun más violento de lo que fue el inicio. La odisea que es escuchar ese tema tiene por recompensa una de las conclusiones de un disco más espectaculares que podrían existir, como ya dije, te hace presenciar como la banda mata todo lo que había construido, pero no en el mal sentido. A través del disco son presentados seres aterradores, ocultos en las sombras o tan inmensurables que son ellos los que generan las sombras, por su parte, el apostata se niega a aceptar todo lo concebido.
En los últimos minutos de este tema ocurren dos cosas muy interesantes. La canción está ligada a través de una melodía simple que realiza una guitarra eléctrica, esta se desliza y transforma a veces, pero nunca desaparece. Llegando al final esta comienza a disolverse, de forma literal, ya que el sonido característico que tiene, al ser agudo y con la distorsión tan familiar de la guitarra, comienza a desaparecer, las notas se desafinan, se produce un espacio disonante, la voz de Gira se pierde entre blasfemias impronunciables, parece gozar al escuchar como se disuelve todo a su alrededor, y cuando se llega a los últimos segundos ocurre algo muy peculiar: todo desaparece y solo surgen un conjunto de percusiones, tocando nada en particular, solo guiadas por el pulso asesino que toda la canción había construido. La percusión, ese sonido que caracteriza a la unión entre la naturaleza y el hombre, surge cuando todo lo demás ha muerto, solo queda un caos sonoro que se ralentizara, agoniza, grita de dolor y poco a poco muere. es el fin. No queda nada después de esos golpes finales. Ha ocurrido el fin. O al menos esa es la sensación que produce. Es lo que había definido con anterioridad, se presenta la creación de la naturaleza, a manos de un dios divino o del puro azar, pero una vez que esta es creada, se tiene su final. Es un ciclo cerrado, una realidad inevitable.
Nuestra vida citadina nos ha hecho olvidar este medo a lo desconocido que se encuentra en la naturaleza, los espacios son regulares y cuadrados; fuera de este espacio vemos curvas y rincones oscuros donde se ocultan temores impronunciables y sonrisas asesinas. Tememos a lo que se oculta, y el temor se permite ser manifestado por medio de un estado: la locura.
"Lunacy" es el tema con el que abre The Seer, y ya en pocos minutos (con seis minutos esta es una de las canciones más cortas de las que se hablará) resume en música casi todo lo que he escrito con anterioridad. Explicado de otra forma, todo lo que he escrito hasta este punto es una forma de expresar lo que siento al escuchar los primeros segundos de este disco, una apertura única que no guarda dentro de sí más que lo que su título anuncia. Es curioso porque el acorde que se da no es peculiar ni aterrador por sí solo, es un re mayor (D), pero al mismo tiempo es envuelto en un aura de instrumentos ajenos a la guitarra que se concentra solo en dar el re. Es a través de las percusiones que la locura llega, y aquí se encuentra el punto más importante que considero para entender esta interpretación: las percusiones. Hay casi un consenso total cuando se afirma que la música más antigua se encontraba formada a través de las percusiones, del golpear con la mano todo lo que se tenía a disposición y así encontrar qué sonaba mejor que lo demás. La música más primitiva es relacionada a aborígenes de África golpeando tambores hechos con piel de animales. El sonido de los tambores es la primera aproximación del hombre a la música, es la unión entre esta temida naturaleza a la mente más sofisticada que hoy muchos se dignan a presumir.
Bajo esta idea vemos como en el principio ya se manifiestan puntos importantes: la percusión es aquello que define el tan aterrador, la guitarra da un acorde que en principio es agradable, pero en este ambiente se vuelve fascinante, es ese lado de la naturaleza que todos deseamos más, la belleza, los colores que pueden formarse en el plumaje de un ave, en las flores o en los árboles. Unido a esto esta el temor: la naturaleza nace, el terror nace de este peligro. La locura es la consecuencia de esta disonancia.
este disco al ser el que se encuentra más ligado a la naturaleza, es también el que se puede considerar más caótico, en donde los escenarios más aterradores surgen para luego ser interrumpidos por las imágenes más placenteras que se podrían esperar. La mayor parte del disco se encuentra relacionado a lo que se dijo de la primera canción, "lunacy", pero también hay puntos de calma, canciones que se salen del propio molde que se había construido para recordarnos que el miedo no lo es todo en la vida, cosa que se escucha de forma clara en "Song for a warrior".
En lo personal debo decir que esta descripción no la encuentro muy acertada, puesto que tal modificación tan drástica altera la experiencia general del disco, así que este lo consideraría el menos mejor de los tres, pero no por eso es malo, sino que, como ya había dicho, es en realidad irregular.
Pese a todo también tenemos al final del disco el punto más cercano a un verdadero apocalipsis musical, o a lo que llamaría el asesinato de la propia música, de una forma despiadada, sin cuartel, y no censuran la masacre que es propinada, sino que te obligan a ser testigo de este hecho sin poder hacer nada. Esto ocurre en un solo tema, "Apostate", canción de veintitrés minutos, un reflejo aun más violento de lo que fue el inicio. La odisea que es escuchar ese tema tiene por recompensa una de las conclusiones de un disco más espectaculares que podrían existir, como ya dije, te hace presenciar como la banda mata todo lo que había construido, pero no en el mal sentido. A través del disco son presentados seres aterradores, ocultos en las sombras o tan inmensurables que son ellos los que generan las sombras, por su parte, el apostata se niega a aceptar todo lo concebido.
En los últimos minutos de este tema ocurren dos cosas muy interesantes. La canción está ligada a través de una melodía simple que realiza una guitarra eléctrica, esta se desliza y transforma a veces, pero nunca desaparece. Llegando al final esta comienza a disolverse, de forma literal, ya que el sonido característico que tiene, al ser agudo y con la distorsión tan familiar de la guitarra, comienza a desaparecer, las notas se desafinan, se produce un espacio disonante, la voz de Gira se pierde entre blasfemias impronunciables, parece gozar al escuchar como se disuelve todo a su alrededor, y cuando se llega a los últimos segundos ocurre algo muy peculiar: todo desaparece y solo surgen un conjunto de percusiones, tocando nada en particular, solo guiadas por el pulso asesino que toda la canción había construido. La percusión, ese sonido que caracteriza a la unión entre la naturaleza y el hombre, surge cuando todo lo demás ha muerto, solo queda un caos sonoro que se ralentizara, agoniza, grita de dolor y poco a poco muere. es el fin. No queda nada después de esos golpes finales. Ha ocurrido el fin. O al menos esa es la sensación que produce. Es lo que había definido con anterioridad, se presenta la creación de la naturaleza, a manos de un dios divino o del puro azar, pero una vez que esta es creada, se tiene su final. Es un ciclo cerrado, una realidad inevitable.
TO BE KIND
En las canciones que componen este larga duración se encuentran las ideas más cercanas a la vida humana tal y como la conocemos. En la clasificación que hice de esta trilogía especifique que este disco comenzaba con el nacimiento, y eso es justo lo que ocurre con la apertura "Screen Shot". La canción comienza con una solitaria línea de bajo eléctrico, entrega la idea principal que no será abandonada el resto del tema, y al paso que ha creado se suman más elementos, entre estos destacado por la voz que solo se dedica a hacer un listado de elementos y aspecto que definen la vida. También comienza hablando de la ausencia, eso que parece estar ligado siempre a la vida, ya que siempre la idea de la vida atrae a de la muerte, caras de una misma moneda. La enumeración de aspectos que definen la vida produce la sensación de un nacimiento, es como si Dios dijera al ser que nace aquello que sentirá en vida, todo lo negativo y todo lo positivo, hay amor y miedo, hay dolor y alegría. ¡Respira ahora!, reclama la voz al final, la canción se esclarece, no abandona el motivo con el que inició pero este ya no es oscuro, sino que brilla a través de campanas que son tocadas con toda la fuerza que estas pudieran contener. Es una vida, algo único, un milagro que cuesta entender y que ocurre en todo momento. Es un nacimiento.
A lo largo de lo que compete al disco se seguirá con la presentación de nuevos aspectos que se asocian a la experiencia de estar vivo, se habla del amor, de la tristeza, de los placeres carnales y de las religiones (no de forma amable). Y un hecho importante es el énfasis que hace en la respiración, acción vital que nos da la vida, muchas veces olvidada o subestimada, aquí es un eje importante para la comprensión de la vida, mostrado de la forma más cruda posible en la canción "Oxigen", en la que se retrata la sensación de no poder respirar. De forma literal Gira agota su aire al cantar, extendiendo los versos hasta el límite que su voz deja de pronunciar vocal alguna para convertirse en un gruñido desesperado. Este disco se encuentra arraigado al cuerpo humano, al espectro físico, tal vez se llega a hablar de amor y sentimientos más complejos, pero estos son expuestos de forma agresiva por su manifestación física, como lo sería el sexo en el tema "She Love Us".
Un punto aun más notable se encuentra e la idea de Michael Gira de lo insignificante que también puede llegar a se la vida humana, gobernada en la mayor parte de su tiempo en experiencias poco trascendentales para no decir mundanas. Toda esta parte de la experiencia de la vida que se encuentra sujeta a las acciones cotidianas que son efectuadas de forma casi automática se engloba en la canción "Some Things We Do", pero lo curioso se encuentre en el hecho de que esta es la canción más corta del disco, con una duración de cinco minutos, reforzando la idea de lo poca importancia que se presenta a estos aspectos en este disco, a pesar de ser los que forman casi todo el grueso de una vida.
De esta forma, el desarrollo de una vida es presentado. En las primeras cinco canciones se puede encontrar más relación en las líricas a lo que significa la vida, mientras que en la segunda mitad del disco estas ideas comienzan a desaparecer, o más que eso, comienzan a corromperse, dejan a un lado su inocencia natural para ser oscuras, y la idea de la muerte comienza a florecer. Como ya se había explicado, "Oxigen" es un tema que habla de la muerte, de la experiencia de asfixiarse, algo con lo Michael Gira estaría obsesionado en presentar en su carrera debido al asma que sufría de niño, pero que trasciende más allá al presentar el primer escenario apocaliptico del disco: la voz que canta declara en un punto robé todo el oxígeno, ¿qué queda después de eso?, solo muerte, en pocas palabras.
Otra canción que llega a tratar el apocalipsis pero de una forma menos directa es "Kirsten Supine", que a parte de tener un título muy bello, es posiblemente mi canción favorita de la banda, pero lejos de mis preferencias esta es una canción que trae tras de sí un contexto más amplio, ya que la letra está inspirada en la película Melancholia (2011), del director Lars Von Trier. La película presenta un escenario apocaliptico, pero más que ser esta una historia de terror, es una indagación en los sentimientos de una persona deprimida, reflejando este tormento interno en el impacto de un planeta errante llamado Melancholia. La canción en sí hace la descripción de una escena icónica de la película, la cual es muy recomendable de ver, en donde uno de los personajes se acuesta a ver este planeta azul que se acerca a la tierra sin remedio, como la idea del suicidio en una persona deprimida. El final es poco esperanzador y Gira refleja esta sensación de pérdida en u tema que crece de intensidad de forma progresiva, casi de la misma forma en que lo hacía la ya descrita, "Screen Shot", pero esta vez no para anunciar al final el nacimiento (Live! Now!) sino para expresar la muerte.
La muerte propia se convierte en el fin global. Cuando nuestra consciencia se apaga no hay nada más, ni memorias no anhelos, pasado o futuro, todo se desintegra, por eso no es difícil asociar esta experiencia final con la extinción de todo lo que conocíamos. La muerte de una persona es la muerte de un mundo, la muerte de una parte de la historia que no deja de correr pese a todo. Todos los días son el último día. Todas las muertes son una sola muerte. Es lo único en lo que no hay diferencia, en ese destino, ese piso firme al cual la gravedad nos atrae. ¿Por qué pensar tanto en eso? Si la muerte es inevitable que caso tendría ensoñarla tanto. Ya lo había explicado, por que debido a lo que nos ha enseñado la historia pueden existir muertes peores que otras, y lo que todos desean es tener la menos horrible. El apocalipsis es un final abrupto, si un plantea errante choca contra la tierra ya no habría nada que hacer, no tecnología que nos salvara ni alma que se salve, es la muerte definitiva y el contacto con la parte más fría del suelo, es abrupto pero es rápido, es lo que más en el fondo deseamos. El apocalipsis repentino es un deseo, es un sueño, pero no parece ser algo real.
Por los tiempos que se viven parece ser que vivimos en la agonía de nuestra especie, y esta muerte es lenta y muy dolorosa. Lo que se desea es la recuperación o el final rápido, pero no el sufrimiento.
SWANS no nos cumple ese deseo. Su muerte no es repentina. A pesar de aludir a esta, solo lo hace a través de la fantasí. Al final de To Be Kind se presenta el destino tan ansiado, tan temido y esperado a la vez, es la muerte definitiva, el cuerpo al que vimos nacer, que creció, que amó, comió, odió, aprendió (¿tal vez mató también?), etc., ese cuerpo que todo lo ha vivido, que ha sufrido y se ha corrompido, que ha añorado y llorado, que ha tenido sentimientos sinceros y falsos, al final, pierde y llega a su punto final. Se llega con el tema homónimo al disco, "To Be Kind".
La primera parte del tema es tranquila, emulando a una canción de cuna, abrigando la idea del regreso de la niñez en la vejez, la voz repite el nombre del propio tema de forma dulce, tal vez aquí se pueda tener un poco de confusión ya que kind en inglés significa amable, así que el ser amable parece ser más que nada una sensación vaga. Aquí hay que resaltar que la palabra Kind es tomado en otro significado, que sería en el idioma alemán, en donde kind se puede usar para hablar de un niño. Entonces el tema en realidad refiere al ser un niño. Ahora ese es el sueño, al final solo se quiere regresar al comienzo. El tema sufre una metamorfosis increíble a la mitad, en donde esta parte dulce acaba para convertirse en el temor ansiado, la agonía, la verdadera agonía: aquí resaltan todas las cualidades del sonido de SWANS, la agresividad, la distorsión, el ruido, la potencia, todo es expuesto, todo sale a la luz, todo estalla en nuestros oídos. Si antes nos hacía testigos de la destrucción de la naturaleza con la degradación de los instrumentos hasta llevarlos a su esencia más antigua, ahora la muerte del humano es un crescendo mortífero, de nuevo nos hace testigos de un hecho atroz, más carnal, sin la posibilidad de ayudar o de escapar. Esta muerte es lenta, pero no eterna, no hay esperanza alguna, todo acaba. Ha muerto. La humanidad ha muerto.
THE GLOWING MAN
Las cosas son ahora diferentes. Esta tercera pieza del rompecabezas llega a darle unidad a la obra, pero también a complicarla más de lo que ya era posible hacerlo. The Glowing Man lo expresé ahora en dos palabras: Concepción y Trascendencia, de nuevo un camino que se recorre pero no hasta un final claro, sino hasta la llegada a lo que se podría considerar el paraíso. Este disco al igual que los anteriores se extiende en puntos de un camino recorrido, pero ahora este camino no es tan visible, no hay el crecimiento de un cuerpo o el transcurso de la historia. Es algo aun más ambiguo, pero no de la misma forma que eran los dos discos anteriores, aquí esta falta de significado apunta a otra dirección, que se podría ejemplificar por medio de esta analogía. Tanto The Seer como To Be Kind apuntan a un mismo punto, a una misma diana, que es el inevitable final de la vida, por su parte The Glowing man parte de este fin al que los otros discos llegaron para alzar su tiro al cielo, la cuestión aquí es no hay forma alguna de saber si en realidad logrará impactar con algo la flecha o solo seguirá subiendo por toda la eternidad. Al parecer Gira no es del todo pesimista y aun hay una creencia de algo más allá de la vida, la trascendencia.
El disco abre con una idea no muy diferente a la metáfora de las flechas, ya que alude a apuntar al cielo, y al viajar entre las nubes. Las dos canciones de apertura "Cloud of Forgetting" y "Cloud of Unknowing" son viajes a través de un espacio irregular, en donde los instrumentos no parecen estar fijos a ningún tiempo (suelo) estable, en donde poco se puede apreciar de estructuras. Esto es en un principio, puesto que los temas siguen una estructura muy similar a lo que se presentaba en los discos anteriores en donde al inicio de la canción son presentados temas o ideas musicales que se repiten y desarrollan hasta el formar un cuerpo sólido e indestructible, al igual que lo haría una bola de nieve al caer por una montaña, creciendo más y más hasta volverse imparable. Ambos temas "Cloud of Forgetting" y "Cloud of Unknowing" llegan a tener coherencia al final, pero eso no limita que al inicio hayan sufrido en su génesis un recorrido tortuoso para encontrara su forma. Esto podría resumir las ideas de los discos anteriores, como dos grandes pilares de dolor y desesperación hasta que se llega a entender una idea clara, esa idea es este disco, y se revela como tal, es la concepción de un elemento que faltaba en la propuesta. The Seer ya nos había hablado del miedo y de la paz, To Be Kind de la vida a la muerte, y en esta última pieza nos habla del espíritu que parece esconderse dentro de cada uno de nosotros.
Cierto es que al final de To Be Kind parecían enfatizar en la oscuridad y en el vacío como lo único que hay en realidad tras la muerte, pero ahora hacen la diferencia al decir que eso es solo para el cuerpo, pero que hay algo, algo que es parte de nosotros, que no se encuentra en el cuerpo, tal vez se le pueda llamar alma, y esta esencia desconocida es la que permanece una vez todo lo físico ha desaparecido. Aun así la idea no es presentada de forma tan simple, ya que no es un seguimiento lineal de la historia, no hay vida después de la muerte como tal, sino la permanencia de algo que nos define y que no muere, sino que solo viaja al cielo sin apuntar a alguna dirección concreta. No se puede decir que la perspectiva que se toma en este disco es la del propia alma, sino la de la persona soñando con esta, añorándola.
Tal vez el individuo que sueña con la trascendencia es el mismo que teme a la muerte lenta. Esto puede deducirse de las propias letras de las dos canciones ya mencionadas, ambas escritas en formas de rezos, ¿a quién?, eso nunca se contesta, sino que las letanías son pronunciadas con fervor, pero a su vez pasan de la adoración al odio, pero no al odio a quien se ruega, sino odio a uno mismo, a la especie. Es la negación de lo vivo par añorar lo espiritual, lo metafísico antes de lo físico. En las letras hay más dolor que nada, pero la esperanza nunca desaparece, la esperanza de la salvación.
El camino entonces comienza como un anhelo, en la mente es creada la idea del alma y sin mucha cuestión es aceptada. El disco sigue y ahora presenta de nuevo las cualidades de un apocalipsis, esta vez diferente, ya que es la toma de conciencia de que se vive en la agonía del mundo y que no hay nada por hacer para adelantar la velocidad de este proceso, dolor representado en "The world looks Red - The world looks Black". Y al parecer esto solo es reforzado por los escenarios que son presentados a continuación de nuevo en dos canciones que lo único que hacen es expresar temor por la humanidad, "When Will I Return?" y "Frankie M", siendo la primera de las mencionadas una canción que expresa la experiencia de una violación, cantada por la mismísima esposa de Michael Gira, Jennifer Gira; y la segunda de estas un tema que se relaciona con la muerte de una persona debida a su adicción a las drogas, que al parecer de uevo se basa en una experiencia real.
El escenario plasmado no es nada alentador, es doloroso y triste, pero es a su vez un componente que no se puede ignorar de la condición humana. En el disco anterior esta era expuesta de la forma más carnal posible, sin verdadero interés en esta, una exposición del cuerpo y su degradación, en este disco los sentimientos son más fuertes y son expresados a través de narrativas personales, más sinceras, más profundas, y que a la vez componen el paso que Gira propone para la verdadera trascendencia.
El recorrido del disco va desde la ensoñación a la realidad, el despertar en un mundo decadente en donde el anhelo máximo es la de morir rápido, el entorno responde con negativas y con golpes más fuertes, mas no mortíferos. La esperanza es nula pero de esta desesperación surge también la empatía, surge una conexión entre el cuerpo y el espíritu que perdura pese a toda adversidad. Puede que expresado de esta forma no resulta muy interesante la exposición del disco, pero también hay que decir que este es aun más ambiguo que los anteriores, por lo cual el significado que le doto es muy personal, y esa visión de esperanza es la que me gusta obtener de estas canciones, y si esta es llegada a ser expuesta, se hace de una forma aun más interesante de lo que llego a hacerlo en este análisis.
Aun así faltan un par de componentes, dos pasos más para llegar al final (¿final?) de esta obra, y es que una vez recorrido este camino que he expresado llega por fin el momento de la trascendencia, puede que esta sea en vida o una vez alcanzado el final de la carne. este proceso ocurre en "The glowing Man", el tema más largo del disco, de casi media hora de duración, un final para todo, el verdadero final que llega después incluso del apocalipsis, es la verdadera trascendencia y despersonalización, es la explosión más masiva que se podría producir en nuestras caras, ahora nos hacen testigos de este cambio, de esta revelación, que de nuevo es lenta, no eterna, pero sí dolorosa. Aquí al letra se limita a ser puro adorno, lo menos importante, sino que la misma música es la que expone todas las ideas. En esta canción se escucha que se repiten fragmentos de otras canciones de los discos anteriores, como es el caso de la introducción del tema "Bring the Sun / Toussaint L'Ouverture" del To Be Kind, en el que hay un paso gigante y destructivo de las guitarras y la batería dando un mismo golpe con pequeñas modificaciones armónicas, algo difícil de explicar en palabras y que vale la pena escuchar. Pero este regreso de los temas anteriores no es mero reciclaje, no es querer emular lo que había funcionado bien en los discos anteriores y repetirlo, sino que es dotar de un nuevo significado a aquello que ya conocían, así como aquel que trasciende da un nuevo valor a su propia alma al reconocerla, al sentirla parte de sí mismo, al concebirla; se encuentra algo que siempre había estado ahí presente pero que debido a nuestra infinita arrogancia habíamos ignorado. Se presenta ésta parte de nosotros que nos conecta con lo divino, más de lo que podrían hacer los rezos y letanías, o las propias nubes, aquí es donde se produce el verdadero resplandor del hombre, cuando se encuentra a sí mismo olvidándose de su entorno, de su vida y de su muerte, hay algo más que no nos abandona.
La reinterpretación sonora es magnífica, hay que decirlo, hay que hacer una mención especial a lo grandiosa que es "The Glowing Man", que pese a su aterradora duración es una pieza bastante accesible dentro de lo que una canción de media hora lo puede ser, es dinámica y atraviesa tantos escenarios que corrompe toda posibilitad de volver a entender la música de la misma forma en que se hacía antes. Es el Magnum Opus de SWANS, y ellos lo saben, no dejan nada en el tintero y permiten que el sonido fluya con la libertad que debería de tener siempre, así como el propio espíritu del hombre.
Que queda después de todo esto. Paz. La pieza con la que se cierra el disco y toda esta trilogía es única, es una canción más corta de lo que se había presentado en resto del álbum, de solo seis minutos, llamada "Finally, peace", es clara en su título en lo que da a entender. este es un pequeño epílogo, el último respiro que no abandona la esperanza y dice que al final se alcanza la paz, después de todo el miedo, de todo el dolor, de toda la desesperación o de la ansiedad, todo eso se va para llegar a lo que se oculta detrás de las nubes. Ya no hay crimen, ya no hay una muerte que presenciar, sino que lo que se nos presenta es el campo general de la vida, diluyéndose en un plácido color blanco, una miga de esperanza después de todo el calvario que se había expuesto, y el mensaje final de que ha valido la pena ese recorrido, ha valido la pena estar vivo.
♫♫♫♫♫♫♫
Una vez que se ha perdido todo, que más se puede esperar. Cuando la experiencia acaba hay un gran vacío, parece que el espacio estéril que construyeron se ha apoderado de tus adentros. Solo se podría respirar hondo y seguir con la vida.
La fascinación por esta banda y sobre todo por estos tres discos me han revelado que en verdad lo que me atrae es la idea del fin del mundo. No soy único en eso. Como lo dije al principio, en estos tiempos los sueños apocalípticos son comunes, y la razón se puede deber a todo lo que estos discos ocultan, todo lo que he escrito sobre ellos, todo lo que he aprendido a través de largos periodos de tiempo echándolos con la luz apagada o con los ojos cerrados, prestando atención a cada detalle, a cada sonido y a cada textura. De esta experiencia he sacado la conclusión de la importancia de la vida, de la importancia de los sentimientos más personales y de su exposición que pueden llegar a humanizarlos más, y que a pesar de todo el entorno, a pesar de los deseos de una muerte rápida, las añoranzas no deberían ir más allá de que en esperar que el alma no muera.
Para mi, el alma es algo inexplicable, y es a su vez lo que nos une a todos. La trascendencia de un alma es la trascendencia de todas las demás, así como la muerte de un ser humano es la muerte de la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario